La historia de Marcos López con la Impresora Epson

Marcos López  vive en Barcelona y es un técnico informático. Tiene una historia que a muchos probablemente ya les ha sucedido. Su problema es que se le rompió su impresora Epson, y cuando el ordenador le mostró el mensaje de error en pantalla, la ventana le recomendaba enviar la impresora a un soporte técnico.

Cuando él fue a averiguar a diferentes locales de servicio técnico, todas las personas le decían que debía cambiar la impresora, es decir, comprar una nueva, porque ya aquella no funcionaba. El diagnóstico de la Epson le costaba 15 euros y la reparación alrededor de 110 a 120 euros. Una impresora nueva costaba mucho menos, 39 euros. Él obviamente no se sintió conforme con lo que le habían dicho porque suponía que a su impresora Epson no le había ocurrido absolutamente nada.

En su casa se puso a averiguar qué era lo que le estaba sucediendo a su impresora. Investigando, se dio cuenta de que los ingenieros de impresoras determinan el tiempo de vida útil de las mismas al diseñarlas, es decir, que cuando uno compra una impresora, ya está definido cuánto tiempo le va a durar. Marcos estaba siendo una víctima más de la obsolescencia programada. La vida útil estaba determinada por el número de impresiones, es decir que a una cifra específica de estas, la impresora Epson dejaría de funcionar. Pero, ¿cómo lo logran los diseñadores de estos artefactos?

Este diseño de impresoras que tenía Marcos López, tenía un chip EEPROM cuya función era contar las impresiones que se habían realizado. Cuando se llegaba a un número específico de veces máximo, se bloqueaba la impresora y dejaba de funcionar.

Chip EEPROM contador de las impresiones

¿Qué fue lo que hizo? Investigando, encontró una web rusa, que ofrecía un freeware para poder resetear el chip contador. Luego, se lo descargó y lo instaló. Finalmente, la impresora Epson volvía a funcionar. Esto sin lugar a dudas se denomina obsolescencia programada, es decir, que desde fábrica programan los artículos tecnológicos para que duren menos y así exista un mayor consumo. Esto no solo sucede con la tecnología informática, si no que sucede con los electrodomésticos hogareños también.